Hoy es el día mundial de la lucha contra la homofobia.
Una homofobia que nos combate.
Una homofobia que pretende ignorarnos.
Que nos desprecia y nos tiene miedo.
Luchamos contra la homofobia encubierta.
Luchamos contra el odio flagrante.
Combatimos la homofobia riéndonos y dando puñetazos.
Intentamos poner fin a las risitas.
Y con calumnias sin sentido.
Luchamos contra la homofobia uiuiui, aiaiai.
Seguimos apoyándonos a nosotros mismos y a los demás.
Seguimos en nuestra causa, pero siempre colectiva.
Creemos que somos millones.
Pero no nos desanimamos cuando sólo quedan veinte.
Permanecer.
Frente a la homofobia.
Ya es una forma de hacerla sentir inútil.
Continuar es, en sí mismo, resistir.
Si nos resistimos, ella se entregará.
Mientras continuamos, ella es quien abandona el barco.
Esa homofobia. Lo oculto y lo abierto.
Muere de hambre y de sed, en tu batalla ya perdida.
Que ella y sus infectados mueran.
Con el veneno de tu propia lengua mordida.
Pronto podremos decir:
Luchamos la guerra contra la homofobia.
Éste, que intentó exterminarnos psicológica y físicamente.
Ella que hizo llorar a miles y maldecir la vida.
El que parecía grande e insuperable.
Provocó cientos de muertes y suicidios.
Éste ha fallecido hoy, ha muerto. No existe más.
De su esencia, la gente ahora se avergüenza.
Su existencia ha hecho mucho daño.
Lo cual ahora está criminalizado.
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