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La historia de las lesbianas que engañaron a la Iglesia para casarse y que ahora inspira una película

En 1901, Marcela y Mário se casaron en la Iglesia Católica de San Jorge, en la ciudad de La Coruña, noroeste de España. Mário había sido bautizado el mismo día, diciendo que era hijo de padres ingleses protestantes y que quería convertirse al catolicismo. El detalle increíble de la historia es que Mário, en realidad, era Elisa Sánchez Loriga, disfrazada con conocimiento de Marcela, para que pudieran casarse por la Iglesia. A día de hoy, se trata del único matrimonio entre personas del mismo sexo conocido en la historia de la Iglesia católica española. Es también un caso pionero de unión homosexual en el mundo. Ahora, la historia de la pareja se llevará al cine. “Cuando pienso en estas dos mujeres y en la valentía de una de ellas para hacerse pasar por un hombre, fueron muy valientes”, afirma Isabel Coixet, directora de la película. Trama elaborada Elisa y Marcela Gracia Ibeas se conocieron a mediados de la década de 1880 en La Coruña. “Marcela era alumna de la escuela de magisterio. Elisa había estudiado anteriormente la misma carrera y estaba trabajando en la escuela. Fue entonces cuando se enamoraron”, dice el escritor Narciso Gabriel, autor del libro Marcela y Elisa, mucho más allá de los hombres. La pareja enfrentó la objeción de la familia de Marcela, que la envió a Madrid para mantenerse alejada de Elisa. Pero, según Narciso Gabriel, los dos encontraron la manera de seguir viéndose. En ese momento habrían planeado la boda. Primero, Elisa y Marcela fingieron que se habían peleado y que ya no estaban juntas. Además, Marcela estaba embarazada de un hombre no identificado y anunció que se casaría con el primo de Elisa, llamado Mário, quien se crió en Londres. Así, con el pelo corto y vestida de traje, Elisa se hizo pasar por el niño. Acoso por parte de la prensa y la sociedad Después de la boda, Elisa y Marcela tuvieron poco tiempo para relajarse. Una foto de los novios acabó en la portada del diario local, La Voz de Galicia, con las palabras: “Una boda sin novio”. La historia se difundió rápidamente. “El público mostró enorme interés en conocer los detalles de la historia, la prensa compitió para publicar la foto exclusiva. El caso tuvo una enorme repercusión no sólo en Galicia, sino también en Madrid y en la prensa de otros países, como Francia, Bélgica y Argentina”, afirmó Gabriel. El tribunal, a su vez, dictó orden de aprehensión. Ante el acoso de la prensa y la persecución de la Iglesia y la policía, el matrimonio huyó a la ciudad de Oporto, en Portugal. En tierras portuguesas, Elisa empezó a llamarse Pepe. Bajo la apariencia de una pareja heterosexual, los dos vivieron durante dos meses. Durante este período nació la hija de Marcela. Sin embargo, en agosto de 1901, a petición de la policía española, fueron detenidos y llevados a prisión en Portugal. Según Gabriel, el caso empezó a ganar “una cobertura en Portugal tan espectacular como lo ocurrido en España”. Pero, contrariamente a la noticia española, la prensa portuguesa se mostró favorable a la pareja. “La prensa se puso del lado de la causa de Marcela y Elisa, al igual que parte de la sociedad portuguesa y algunos españoles residentes en Oporto”, afirma. A pesar de todo este revuelo, Portugal aceptó la extradición de la pareja, solicitada por España. Sin embargo, antes de ser devuelta, Elisa fue absuelta de manipulación de documentos y Marcela de intento de encubrir el crimen. Sin embargo, antes de la extradición, Marcela y Elisa escaparon. Esta vez, rumbo a Argentina, donde, una vez más, cambiaron de identidad. En Buenos Aires, Marcela cambió su nombre por el de Carmen; Elisa tomó el nombre de María. Nueva vida en Argentina Elisa llegó a Argentina en 1903, dos años después de su matrimonio. Poco después llegó Marcela acompañada de su hija. La vida de las jóvenes de Buenos Aires, en un principio, no parecía muy distinta a la de miles de inmigrantes gallegos que vivían en la ciudad. Unos meses más tarde, sin embargo, la historia dio un nuevo giro. Elisa –que en Argentina se llamaba María– se casó con un hombre de origen danés. “El matrimonio no fue feliz y terminó mal, entre otras cosas, porque Elisa se negó a tener relaciones sexuales con su marido”, dice Gabriel. El hombre acabó denunciando a María, diciendo que sus intenciones al casarse con él eran fraudulentas. ¿De donde escuchamos? ¿Elisa siguió viviendo con su marido danés? ¿A dónde fueron Marcela y su hija? Se desconoce el desenlace de esta historia. Las pistas sobre la vida de los protagonistas se perdieron en ese momento, dice Gabriel. Sólo existe un informe de un periódico mexicano, de 1909, que dice que Elisa se había suicidado en el país. Aunque el matrimonio civil entre homosexuales es legal en España desde hace más de una década, activistas LGBT en el país dicen que todavía hoy quedan ecos de la lucha de Elisa y Marcela. “Una ley no provoca un cambio automático en la sociedad. Incluso hoy en día hay personas que mantienen en secreto su sexualidad. Otros todavía se casan pero no toman los permisos que les corresponden después del matrimonio, por vergüenza o por miedo a ser despedidos”, dice la socióloga y activista Inmaculada Mujika Flores. Más de cien años después, el “matrimonio sin hombre” de Elisa y Marcela sigue causando admiración.

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