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Cine y DVD: Crisis de identidad y tragedia en “Boys Don’t Cry”

"Boys Don't Cry" tiene la suerte que muchas otras producciones con temas sobre sexualidad no tienen: ganando espacio en los medios, compitiendo por los premios más importantes de la industria cinematográfica y de la crítica, como el Oscar y el Globo de Oro, y sigue siendo un éxito de taquilla y crítica. Emocionante, densa y catártica hasta el extremo, Boys Don't Cry fue dirigida magistralmente por Kimberly Peirce en 1999.

La película es un viaje al mundo de Teena Brandon, una joven que persigue su sueño de ser Brandon Teena y llevar una vida sin sufrir los prejuicios derivados de su condición personal. En este viaje, Brandon hace nuevos amigos, se enamora de Lana y sigue un camino tortuoso, llevando al espectador a observar la intensa tragedia que se convertirá en su vida. El guión está basado en la historia real de Teena Brandon. Brandon siempre está involucrado en problemas: robos, graffitis y peleas. Inicialmente la película nos muestra su vida con su prima. Cansada de la confusión que genera Brandon, la prima le pide que deje esa vida, acepte su condición física de mujer, o cambie lo que necesita de una vez por todas, visite a los psiquiatras, resolviendo este impasse de una vez por todas.  

Una noche, Brandon va a un bar, conoce a Tom, un etiquetador, y se dirige a Lana. A través de un primer plano, el director nos muestra las primeras miradas intercambiadas entre Brandon y Lana. Además de la noción de encuadre, la directora consigue sacar el máximo partido de las brillantes interpretaciones de su reparto. Chloe Sevginy es maravillosa como Lana, al igual que Peter Sarsgaard como el psicótico John.

Una vez establecida la relación con John y sus amigos, Brandon necesita mostrar su masculinidad, hacerse un hueco en la clase e imponerse: participa en una competición de esquí sobre los parachoques de los coches, necesita demostrar control sobre el acelerador del coche cuando escapar de un coche de policía en la carretera y cosas similares.

Lana, hermana del impulsivo John, probablemente irritada por más de lo mismo en su vida, le hace espacio a su relación con Brandon, alegando que en esa ciudad las únicas cosas interesantes que hacer son esquiar sobre parachoques o cazar murciélagos. También está su madre que bebe todo el día y el trabajo no deseado. Su sexualidad es uno de los objetivos de discusión en esta película, ya que en una escena de sexo entre ella y Brandon, se da cuenta de que el "niño" tiene pechos. Aún así continúa el sexo con el mismo interés, captando su orgasmo a través de un excelente plongé, logrado por la sagaz dirección de Kimberly Pierce detrás de las cámaras.

En cuanto a la técnica, Boys Don't Cry está brillantemente iluminado, con los colores y luces adecuados para cada escena, tiene una banda sonora embriagadora, que hace que el espectador viaje junto a los personajes en este viaje de búsqueda de una vida menos ordinaria. haciendo la curva dramática bien situada del guión más lloroso e intenso. La producción es tan cuidada y sutil que en cierta escena, cuando Brandon está dentro del auto de John, en un plano general, captura el auto viajando por la carretera, con sólo una de las luces traseras encendidas, una metáfora simplista pero significativa para señalar que las Cosas de ese momento de implicación siempre serían problemáticas, a medio terminar, sin resolver.

El guión no se limita a la trivialidad lacrimógena: valora todas las sutilezas sobre la rutina de Brandon Teena, las molestias de la llegada de su menstruación y la necesidad de ocultar a todos, a través de gestos y de su condición física de mujer. aspectos físicos, como senos, voz y otras peculiaridades.

Los temas necesarios para una densa discusión sobre identidad, sexualidad y sociedad están presentes en la película: Brandon Teena es "violado", humillado en la comisaría al denunciar los hechos, sufre los prejuicios de todos cuando descubre su verdadera identidad, llamada " enfermedad contagiosa ". Magnífica por su delicadeza al tocar el tema, Boys Don't Cry hace llorar y sentir mucha lástima por sus protagonistas, que sólo quieren amar y encontrar un lugar en este mundo lleno de prejuicios e ignorancia. Con 114 minutos de duración, hace reflexionar y llorar al espectador ante la historia de un joven ser humano que buscaba el amor y un lugar al que llamar hogar.

"Los chicos no lloran" – Calificación 10 – Disponible en DVD.

*Leonardo Campos escribe quincenalmente en este espacio sobre estrenos de cine y DVD. Es investigador en cine, literatura y cultura en la Universidad Federal de Bahía (UFBA) y profesor de literatura.

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