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Conoce a los principales personajes gay que marcaron el teatro nacional

Brillo en los escenarios brasileños

Si no faltan personajes LGBT en las telenovelas nacionales y en el cine mundial, el teatro brasileño no se queda atrás. Desde el principio, los espectáculos aquí representados, con textos nacionales o extranjeros, siempre han querido mostrar a los representantes del mundo gay.

los inicios
Personajes con sexualidad conflictiva comenzaron a surgir alrededor de 1860. Hace más de 150 años, el autor gaucho José Joaquim de Campos Leão, conocido como Qorpo Santo, dejó al público confundido. Qorpo Santo padecía delirios y alucinaciones, fue internado en asilos y considerado demente.

Lo que lo llevó a escribir algunas de las obras más extrañas del teatro brasileño. Entre ellos, “La separación de dos cónyuges”. El protagonista Esculápio está casado con una mujer, pero luego se descubre su romance con otro hombre. Incomprendido en su época, hoy el Qorpo Santo es considerado el precursor del Teatro del Absurdo –movimiento europeo de las décadas de 1940, 50 y 60– en Brasil.

En el siglo XIX ya eran habituales aquí los espectáculos de vodevil, un estilo popular en Francia, así como en Estados Unidos y Canadá, que sería el embrión de nuestro Teatro de Revista. Éste, a su vez, surgió a mediados de siglo, y viviría su fase dorada entre 1880 y 1950.

El Teatro de Revista era un gran cabaret con colores tropicales, tenía de todo, incluso maricas. Fue allí donde nació la figura del afeminado queer, hoy tan criticada, y que sobrevive en la televisión brasileña, en los programas de humor. Vera Verão de “A Praça é Nossa”, Haroldo de “Chico Anysio Show” y la actual Valéria de “Zorra Total” son herederos directos de los queers del Teatro de Revista.

Nelson Rodrigues y Plínio Marcos
A partir de los años cincuenta apareció un teatro que denunciaba las neurosis humanas y sexuales. El gran maestro en este aspecto fue, por supuesto, Nelson Rodrigues (50-1912). El dramaturgo creó obras maestras en teatro y literatura que expusieron la “cizaña” de la sociedad. Entre ellos, el tema gay.

Así, en la novela “Asfalto Selvagem”, de 59, el personaje Letícia está enamorado de su prima, la lasciva Engraçadinha. En otra novela, “La boda”, de 66, el novio tuvo una aventura con otro hombre: una enfermera de dos años. Y en las obras de teatro de Nelson no faltan los gays, de distintos tipos: en “Perdoa-me por me Traíres”, del 57, hay un ambiente entre los estudiantes Nair y Glorinha; en “Toda Nudez será castigada”, de 65, el joven Serginho acaba huyendo enamorado del “ladrón boliviano”, que lo violó en la cárcel; y en “O Beijo no Asfalto”, de 60, Arandir sufre persecución porque, supuestamente, besó la boca a un hombre que murió tras ser atropellado. Al final, la revelación: Arandir descubre que él es el objetivo de la pasión de su propio suegro.

El gran autor brasileño que abordó temas “marginales” fue Plínio Marcos (1935-1999). En sus obras comenzaron a aparecer personajes homosexuales. Aún en el 58, escribió “Barrela”, que cuenta la historia de un chico que acaba en la cárcel y acaba violado por sus compañeros de celda. La obra estuvo prohibida durante 21 años.

En 66, Plínio monta “Dois Perdidos Numa Noite Suja”, sobre Tonho y Paco, compañeros de pensión. La rivalidad entre ambos acaba estallando al final, cuando el sumiso Tonho se rebela y domina al agresivo Paco, violándolo. Era la venganza de Tonho, a quien Paco constantemente llamaba maricón.

En 67, Plínio escribió “Navalha na Carne”, que narra el duelo entre la prostituta Neusa Sueli, el gigoló Vado y el homosexual Veludo – interpretado por Emiliano Queiroz, que ya había interpretado a Tonho en “Dois Perdidos…”

Otras piezas de Plínio de corte LGBT: “A Mancha Roxa”, del 88, mostraba a reclusos que descubrieron que eran VIH positivos; y “O Assassinato do Anão do Caralho Grande”, del 95, denunciaron la homofobia: un enano de circo fue asesinado y la culpa recayó en la llamada “Bicha Lili” (interpretada por Dénis Goyos en la inolvidable producción original).
Todavía en los años 60, el dramaturgo minero José Vicente realizó “O Assalto” (69), donde un frustrado empleado de banco intenta seducir a una limpiadora. Fue remontado en 2004 por Teatro Oficina.

La decepción de los años 70
En los años 70, las puertas fueron derribadas de una vez por todas y el teatro se convirtió en un escenario de manifestaciones sexuales. A principios de década, las Croquetas Dzi sacudieron el escenario con su espectáculo que mezclaba humor, danza, espectáculo y cabaret. Las deslumbrantes bailarinas, semidesnudas y cubiertas de purpurina, con tacones altos, fascinaron al público, que acudió corriendo al teatro, un lugar donde era difícil respirar lejos de la truculenta dictadura militar.

Y hasta que llegó la hora de respirar un poco: la producción nacional del texto estadounidense “Os Rapazes da Banda” (1972), sobre un grupo de gays que “alquilan” un autobús, fue un éxito, incorporando actores a principios de sus carreras: Dénis Carvalho, Osmar Prado y Tony Ramos, además de los veteranos Walmor Chagas, Raúl Cortez y John Herbert.

Otra moda fue el musical “Hair” (presentado en Brasil en 70), que, aunque no exactamente gay, tenía un aura libertaria – con la famosa escena de desnudez colectiva.

Otro hit de la época: “Greta Garbo, Quem Diria, Acabou no Irajá” (73). Raúl Cortez interpretó al enfermero Pedro, un chico solitario obsesionado con Greta Garbo y que intenta ganarse el amor del chico drogadicto Renato (Mário Gomes). Ítalo Rossi también protagonizó esta producción, en la temporada de 1978, y Raúl Cortez retomó el texto en 1993, con Eduardo Moscovis como Renato.

Raúl, por cierto, fue un pionero. En 1969 interpretó a un travesti en la obra "Os Monstros", y en el clásico transgresor "O Balcão" (70), del francés Jean Genet, protagonizó el primer desnudo masculino en el teatro nacional -justo antes de "Hair".
En 1978, Emiliano Queiroz volvió a interpretar a un hombre gay en el escenario: esta vez, era Geni, el marica maldito del musical “Ópera do Malandro”, de Chico Buarque, cuyo tema es “Geni y el Zeppelin”.

Musicales que te hacen mirar
Hablando de musicales, la producción extranjera del género inspiró la escena brasileña. La basura “Rocky Horror Show” (75), cuyo protagonista es el transexual Frank Furter, fue representada aquí varias veces: en 75, dirigida por Rubens Corrêa; en el 82, montado por Miguel Falabella; y en el 94, de Jorge Fernando, con Tuca Andrada interpretando a Frank.

Más musicales gay: en 89, Diogo Vilela y Beth Goulart protagonizaron “Cabaret”, que fue revivido en 2012, con Cláudia Raia. En 2000, “O Beijo da Mulher Aranha” (con Falabella, Tuca y Raia), y en 2010, “A Gaiola das Loucas” (con Falabella y Diogo).

“A Gaiola das Loucas” ya había sido producida en el 74, pero en su versión original, es decir, no musical. Jorge Dória la dirigió y protagonizó con enorme éxito. Lo mismo ocurre con “El beso…”. En 84, Rubens Corrêa e Ivan de Albuquerque interpretaron a los presos Molina y Valentim en la versión no musical del texto.

80 años
Los años 80 vieron tiempos modernos, con el fin de la dictadura en Brasil, en el 85. El teatro aprovechó la ola y dejó entrar definitivamente a los bibas.

Uno de los clásicos de la época: “Lobo de Ray-Ban” (87), con Raúl Cortez – ¡otra vez! – interpretando a un hombre divorciado que se involucra con un chico. Christiane Torloni interpretó a su ex esposa. Más de veinte años después, Torloni protagoniza la versión femenina: “Loba de Ray-Ban” (2010): esta vez, es ella la mujer que se involucra con la joven María Maya. Ambos textos de Renato Borghi.

También tuvieron éxito adaptaciones de textos como “Querelle” (89, de Jean Genet, con Gerson Brenner y Rogéria) y “Giovanni” (86, con Caíque Ferreira y Hugo Della Santa viviendo un romance en escena), e incluso Shakespeare quedó subvertido: “Romeo & Romeo” (84), de Ronaldo Ciambroni

Ciambroni escribió docenas de obras de teatro, incluida “Believe, a Spirit Lowered into Me”, que se publica desde 1998, sobre un hombre gay que muere pero intenta “rebajar” a un hombre heterosexual sexista.

90 años
En seguida, en el 90, Brasil acogió el regreso de José Celso Martínez Corrêa y su Teatro Oficina. El director montó “As Boas”, de Jean Genet, con Raúl Cortez – ¡sí! – como Madame, e interpretando a las Maids, el propio Zé Celso, además de Marcelo Drummond.

Novio de Zé Celso durante años, Marcelo se convirtió en el primer actor de Oficina, causando sensación al interpretar personajes como Hamlet, Boca de Ouro y Baco, siempre con un sesgo bisexual, característica que llegó a definir el teatro de Zé Celso.

La energía sexual de Oficina explotó en atrevidos montajes llenos de desnudez, sexo –a veces explícito– y hedonismo, transformando la sede del grupo en un gran centro de liberación, incluso para el público –el montaje de “O Banquete” (2010) llegó a tener grupos de hombres espectadores que estaban desnudos en medio del público. Producciones clásicas de Oficina, todas ellas relacionadas con temas gay: “Hamlet” (93), “Bacchantes” (96) y “Santidade” (2007).

En el teatro más tradicional, en los años 90 se representaron aquí textos gay extranjeros. “Lo mejor del hombre” (95, de la adolescente estadounidense Carlota Zimmermann), en una producción de Ulisses Cruz, protagonizada por Rubens Caribé y Milhem Cortaz; “Shopping and Fucking” (99, de Mark Ravenhill) fue dirigida por Marco Ricca; “Pobre Superman”, del canadiense Brad Fraser, tuvo una producción antológica en 2000, protagonizada por Marco Antônio Pâmio como un hombre gay y Olayr Cohan como un travesti.

Los actores globales también se arriesgaron en papeles homosexuales en el teatro: Alexandre Frota y Fábio Assunção protagonizaron “Blue Jeans” (91, dirigida por Wolf Maya, sobre el mundo de las michês, con Carlos Loffler robándose el show como un travesti que da voz a Gal Costa). ; Edu Moscovis era un gay sensible en “Norma” (2000); Tuca Andrada interpreta al profesor de baile gay en “Seis Aulas, Seis Semanas” (2010). En 1991, Edson Celulari sorprendió interpretando “Calígula”. En la impresionante producción de Djalma Limongi Batista, el actor estaba completamente desnudo y “atacó” a hombres y mujeres, incluida la entonces ninfa Gabriel Braga Nunes, también desnuda y gay en el escenario.

2000 años
Los grupos teatrales empiezan a abordar con frecuencia el universo LGBT. Cia Os Fofos Encenam reúne la pequeña epopeya “Deus Sabia de Tudo e Não Fez Nada” (2001) y Os Satyros dominan la Plaza Roosevelt con obras como “Transex” (2005) y “Os 120 Dias de Sodoma” (2006). . El veterano escritor y activista João Silvério Trevisan llega con “Hoje é Dia de Amor” (2007), donde un Gustavo Haddad desnudo y encadenado interpreta al esclavo SM, mientras que Gilberto Gawronski interpreta a Andy Warhol en la celebración “Pop” (2000).

Gaúcho Gawronski ya había sido pionero al editar “Dama da Noite” en 97, un cuento del escritor y compañero gaucho Caio Fernando Abreu (1948-1996). El texto ya ha recibido varias reensamblajes, del mismo modo que la obra completa de Caio ha sido ensamblada y reensamblada frenéticamente durante los últimos diez años.

“Requiém Para um Rapaz Triste” (2007), un monólogo con Rodolfo Lima, es uno de ellos, que reúne varios textos de Caio. En el escenario, el actor interpreta a Alice. Posteriormente, el actor dirigió “Bicha Oca” (2009), basada en el autor Marcelino Freire.

En los últimos diez años, cientos de miles de obras de teatro brasileñas han abordado cuestiones LGBT. Sería imposible enumerarlos a todos. Nos quedamos aquí preguntándonos: ¿qué pasa con el futuro? ¿Qué le depara al teatro gay brasileño? Haz tus apuestas.

Linea del tiempo
1860 – Esculapio en “La separación de dos cónyuges”
1960 – Arandir en “El beso en el asfalto”
1967 – Veludo en “Navalha na Carne”
1973 – Pedro en “Greta Garbo, Quem Diaria, Acabou no Irajá”
1978 – Geni en “A Opera do Malandro”
1987 – Paulo en “El lobo de Ray-Ban”
1991 – Calígula en “Calígula”
2000 – David y Shannon en “Pobre Superman”
2007 – Michê en “Hoy es el día del amor”
2010 – Seu Alceu en “Bicha Oca”

*Artículo publicado originalmente en el número 49 de la revista A Capa – Septiembre 2011
 

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