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Derechos: ¿Cuál es el papel de una persona gay en la sociedad?

En las últimas dos semanas han circulado en Facebook y en la prensa general dos casos de agresiones a gays en la región de Rua Augusta, que, una vez más, han conmocionado a todos y, ahora, me hacen reflexionar sobre el papel que nosotros (nosotros, los gays) tenemos, o nos permiten tener, en la sociedad en la que vivimos.

En la madrugada del 26 de enero (domingo), luego de salir de una fiesta en las afueras de Frei Caneca con otros dos amigos, Bruno Borges, de 18 años, fue asesinado a golpes y luego asaltado.

Más recientemente, el 2 de febrero (domingo) fue el turno de Juliano Zequini Polidoro, de veintiséis años, golpeado en la Rua Augusta, mientras camina hacia el metro Consolação. Afortunadamente, sobrevivió al ataque y denunció, con aire de perplejidad, en las redes sociales.

En pocas palabras, la víctima resumió muy bien el sentimiento de inseguridad que compartimos: "Me siento humillado. Te derriban, te patean y tu único derecho es agachar la cabeza y volver a casa? ¿Es ese el derecho de un gay?". hombre? Las tres de la mañana, cual seria mi derecho?

Buena pregunta: después de todo, ¿cuál es el derecho de una persona gay? En el maravilloso –y, para nosotros, no siempre tan maravilloso– mundo de las leyes, todos somos ciudadanos, titulares de derechos y deberes, sin distinción de ningún tipo. Así lo establece la Constitución Federal, en su artículo 5.

Nuestras funciones, creo, las hemos desempeñado bien. Repito el viejo discurso del "buen hombre". Pagamos nuestros impuestos y trabajamos, como cualquier otra persona, ayudando a que la economía de nuestro país funcione. Los fines de semana promovemos grandes fiestas y coloreamos las calles grises de nuestro São Paulo, dando vida a una de las mejores noches del mundo.

Sin embargo, los ataques recurrentes y crueles de los que somos víctimas me permiten estar seguro de que, lamentablemente, esto no es suficiente para que la gente nos tome en serio. Parafraseando a Negra Li, "en Brasil nunca se toma en serio a los homosexuales".

Tenemos la sensación de que, sistemáticamente, el Poder Público, nuestra cultura y sociedad ignoran lo que está sucediendo. De lo contrario, ataques como los recientes se combatirían con medidas policiales preventivas, los homófobos se sentirían avergonzados de no expresar su odio y, si aun así lo hicieran, serían perseguidos por gente rebelde ante la barbarie.

Según la ley, los homosexuales tenemos derecho a la seguridad individual y a la de nuestra comunidad identitaria. No, no hay ninguna ley que diga esto explícitamente, ni la necesitamos; o no deberíamos necesitarlo. Por el simple hecho de estar aquí y ser parte de la sociedad, se nos debe respetar.

Como esto no sucede, nos basamos en leyes específicas. En São Paulo, por ejemplo, tenemos la Ley Estatal núm. 10.948/2001, que sanciona, a nivel administrativo, las prácticas homofóbicas por parte de personas físicas y jurídicas. Las sanciones van desde una simple advertencia hasta multas de entre R$ 20.000,00 y R$ 60.000,00 aproximadamente, y pueden llegar hasta la suspensión y revocación de licencias estatales de funcionamiento (para empresas).

Como las leyes no son suficientes para cambiar la realidad, también contamos (o debemos contar) con la colaboración de los poderes Ejecutivo y Judicial para afirmar una cultura de respeto hacia los gays.

Por increíble que parezca, es precisamente en estos dos ámbitos donde hemos tenido mayores logros. Lejos de detallarlos todos, me parece conveniente señalar casos concretos de mayores proporciones.

Del Poder Judicial surgieron prácticamente todos nuestros derechos específicos (siempre con mucho esfuerzo): cambio de nombre y sexo de travestis y transexuales, en 2011, por el STJ; unión estable, en 2011, por el STF; y el matrimonio, en 2013, por el CNJ.

El Ejecutivo, a su vez, ha avanzado y ampliado la protección de los derechos de los homosexuales a través de las Coordinadoras de Asuntos de Diversidad Sexual. En São Paulo, por ejemplo, la Coordinación de Políticas LGBT del Ayuntamiento de São Paulo, actualmente dirigida por Julian Rodrigues, obtuvo el mayor presupuesto de la historia, con más de R$ 4 millones para 2014. Esta cantidad se destinará al cumplimiento del Plan de Objetivos del Ayuntamiento que, en su número 61, prevé el desarrollo de actuaciones para combatir la homofobia y respetar la diversidad sexual.

El escenario, por tanto, no es el peor. Hoy en día, en el discurso oficial casi siempre tenemos un lugar garantizado. Si no faltan legislación, políticas públicas y simpatía de los jueces, ¿por qué nosotros, los homosexuales, seguimos ocupando el papel de ciudadanos de segunda clase?

Sería muy difícil indicar en esta columna todas las razones. Quizás sea el momento de continuar con el tema en las próximas semanas. Pero, por ahora, sigo insistiendo en que falta articulación y compromiso sistemático de las instituciones y actores sociales.

¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que aún falta sensibilizar a los tres poderes con datos sobre la realidad que vivimos; no pueden excusarse de su responsabilidad por nuestras muertes asumiendo una cómoda posición de neutralidad.

Y hasta que esto suceda, hasta que la cultura, la sociedad civil y las autoridades públicas se comprometan genuinamente a protegernos, cada domingo oiremos hablar de otro crimen de odio.

Y estemos seguros, si no somos las víctimas, todavía hay una lista extensa de otras minorías vulnerables: mujeres, negros, migrantes, inmigrantes (bolivianos, peruanos, paraguayos, africanos, asiáticos) e indígenas, por ejemplo.

Los ataques homofóbicos que han ocurrido y que, sabemos, seguirán ocurriendo nos recuerdan que la democracia no se da, sino que se conquista diariamente. De ahí la necesidad de resistencia y solidaridad dentro y entre los grupos minoritarios.

*Thales Coimbra es especialista en derecho LGBT; Licenciado y magíster en Filosofía del Derecho por la Facultad de Derecho de la USP, donde estudia el discurso de odio homofóbico; es fundador y coordinador de Geds – Grupo de Estudio sobre Derecho y Sexualidad; www.rosancoimbra.com.br/derechalgbt

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