"Prefiero que mi hijo sea homosexual que un ladrón". Eso escuché este martes de Carnaval por casualidad a una vecina. Por suerte, no me hablaba a mí, sino a sus amigas. Sinceramente, me impactó el comentario, a pesar de ser de la época de mi abuela. Pero, al menos en su época, la gente prefería robar que quemar la masa. Aun así, lo que me asustó no fue el hecho de que me hubieran elevado al nivel de criminal. Por lo contrario. ¿Por qué los ladrones no pueden ser homosexuales? ¿Una cosa excluye a la otra?
Aunque existe polémica, así como no todo estilista, maquillador o actor de telenovelas es gay, tampoco todos los ladrones son exclusivamente heterosexuales. También pueden ser homosexuales en su tiempo libre, ¿por qué no? Muchos gays roban, sí. De lo contrario, ¿cómo se explicaría la expresión “se la regalé a Elza”, tan común entre la gente con volantes, quien piense que me equivoco, que tire, o mejor aún, que robe la primera sandalia de plataforma? ¿No es gay? Ni siquiera es un ladrón. Simplemente es hetero. Bien por su madre que está tan preocupada. ¿Pero si fuera un ladrón y, además, fuera gay?
En todo caso, como una cosa excluye a la otra, si ha de morir de pena, que sea de pena menor. Después de todo, ser homosexual tiene sus ventajas. Al menos, el día que tenga hijos, es decir, si los tengo, no tendré que preocuparme de si me gustaría que fuera un burro o un hombre heterosexual. Porque, como una cosa excluye a la otra, prefiero la primera opción. ¿O tengo prejuicios al elevar a los burros al nivel de ALGUNO ¿derecho? En cualquier caso, ya seas hetero o burro, gay o ladrón (o todos juntos), lo que realmente importa es estar sano y feliz. Es sólo.
