Un atroz caso de prejuicio ocurrido en 2013, en Palmdale, California, encamina su desenlace con la condena de los responsables del asesinato de un niño de 8 años. En ese momento, la madre y el padrastro de Gabriel Fernández supuestamente torturaron a la víctima y luego lo mataron porque pensaban que era gay.
Ahora, según información de ABC, la mujer y el hombre han sido condenados a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional.
En febrero de este año ya se había declarado culpable del crimen, calificado por el juez responsable del caso, George C. Lomeli, como una serie de acciones “horrendas, inhumanas y nada más que malvadas”.
En ese momento, el acusado leyó en voz alta una carta disculpándose: “Quiero decir que lamento lo sucedido. Ojalá Gabriel [su hijo] estuviera vivo. Cada día deseaba haber tomado mejores decisiones. Lo siento por mis hijos y quiero que sepan que los amo”, dijo.
El asesinato, ocurrido en 2013, habría sido motivado porque Isauro Aguirre, novio de la madre del niño, pensaba que el niño era gay, por sus gestos.
En el tribunal, los fiscales enumeraron una serie de torturas que la pareja presuntamente cometió contra el niño, como rociarlo con gas pimienta, obligarlo a ingerir sus propias heces y vómitos, además de quemarlo con cigarrillos. La víctima incluso fue atrapada en una jaula y le dispararon con aire comprimido.
