Parece absurdo que algunas cosas que deberían ser obvias para todos a estas alturas del campeonato todavía no lo sean.
Es increíble que la Asociación Americana de Psicología (APA) todavía tenga que advertir a los médicos que no digan a los pacientes homosexuales que pueden volver a ser heterosexuales.
La advertencia fue lanzada por la junta directiva de la Asociación a través de una resolución y un informe, que rechaza la “terapia de reparación”, defendida por un pequeño grupo de terapeutas (apoyados por grupos religiosos conservadores) que afirman que los homosexuales se pueden “curar”. La resolución fue aprobada por una abrumadora mayoría de 125 votos a favor y sólo 4 en contra.
La Asociación también afirma que la terapia para curar a los homosexuales puede provocar estados depresivos, incluidas tendencias suicidas. En los casos en los que la orientación sexual del paciente genera conflictos con la fe que profesa, la Asociación Americana de Psicología recuerda que existen numerosas opciones antes de intentar realizar el (imposible) cambio en la sexualidad, como la abstinencia sexual o el cambio de religión.
La actitud es loable, pero llama la atención sobre el hecho de que la Asociación, aún hoy, tiene que emitir este tipo de advertencias, ya que desde 1973 la homosexualidad ya no se considera un trastorno mental o emocional.
